miércoles, 23 de octubre de 2013

Breve encuentro: Entrevista a Diane Arbus

Entrevista a Diane Arbus.


Otoño en Nueva York. Diane Arbus me cita en Central Park, son las dos de la madrugada y la espero sentada en un banco, muy cerca del lugar donde realizó la famosa foto del niño con la granada en la mano. El parque está muy oscuro pero reconozco el espacio y los dos árboles del fondo, también muy cerca hay una fuente y una zona de arbustos... todos los elementos que aparecen en sus hojas de contacto; me resulta curioso pues yo sólo conozco Central Park a través de sus ojos, por sus imágenes.  
Ya es tarde y me impaciento, pero finalmente, la veo aparecer entre la penumbra de las farolas redondas y amarillas. Va cargada al cuello con una Rolleiflex y varios flashes; parece abstraida, pero al verme, me saluda con la euforia de quien encuentra algo perdido. 

                                                              "Niño con una granada de juguete en la mano en Central Park"

Yo: Hola Diane!

Diane: Oh, pensaba que no te encontraría!... Que noche más bonita!

Me sorprende su delgadez, viste de riguroso negro. Me sorprende su mirada dura, su voz dulce y su trato amable. Me sorprende su gesto nervioso y su tono calmado. Me sorprende como analiza el espacio, como me mira con intriga, con una sonrisa seria... me sorprende, después de todo lo que he leído sobre ella, sobre su vida, sobre sus fotos, sobre su historia... me sorprende muchísimo.

Yo: Si, si, no hace nada  frío pero no hay luna y está todo muy oscuro, no se ve nada!...

Diane: Y no te parece interesante que las cosas no sean tan fáciles de percibir, de mostrar, de ver?... La oscuridad es el lugar donde se revelan los secretos. Es cuando aparecen los fantasmas... Por eso nos vemos aquí y ahora. 

Yo: A veces hay secretos que más vale no saberlos...

Diane: Si, pero la curiosidad, como la fotografía, es perversa, pues nos lleva a una exploración del mundo y el mundo es complejo.

Yo: La fotografía es perversa o somos perversos los que hacemos fotos?

Diane: Jajaja... puede suceder que el que hace fotos sea tan perverso o más... pero yo me refería a algo más definitorio de la fotografía como medio, o más bien, como médium!... un revelador de lo oculto, de lo que no se quiere enseñar. Pero además por su idiosincracia, lo perverso es algo intrínseco a ella, como un defecto de fabricación...
Damos un paseo?, quiero mostrarte algo...

Yo: Si, me parece bien.

De pronto el parque está lleno de vida; gente paseando de un lado a otro; gente cantando y bailando; hay un hombre haciendo un espectáculo de tragafuegos; otro que se clava cuchillos; gente gorda; gente baja; gente muy alta; la mujer barbuda; un joven patriota con una banderita americana...todos los personajes de sus fotografías deambulando por Central Park!. Ella me mira y sonríe... la oscuridad, me dice, con todos sus fantasmas!. Me siento como Alicia a través del espejo; de pronto desearía tener una cámara y hacer fotos... estoy eufórica!

Diane me coge del brazo y me empuja...venga, sigamos caminando...

Yo: Diane, has fotografiado a todas estas personas extrañas y diferentes... que buscabas?

Diane: No es lo que buscaba sino más bien lo que encontré, aquello que la fotografía me reveló. Una fisura entre quienes somos y quienes deseamos parecer. La cámara es una especie de licencia, mucha gente necesita que se le preste tanta atención y realmente hay una razonable atención que prestarles, eso me permitió una conexión fuerte con el otro. Ante la cámara todos necesitan parecer de una manera pero terminan mostrándose de otra. Cuando ves a alguien por la calle, lo que detectas esencialmente es su defecto; y es ahí donde reside la complejidad del ser humano, en esa frágil frontera entre ser y parecer. En general nuestro aspecto consiste en dar un signo al mundo para que piensen de cierto modo sobre nosotros, pero hay un grado entre lo que quieres que la gente sepa de ti y lo que no puedes impedir que la gente sepa de ti.

Yo: Susan Sontag decía: “Fotografiado por Diane Arbus, cualquiera es un monstruo”

Diane: No!, no me interesa la monstruosidad, me interesa la diferencia; mi trabajo gira en torno a la singularidad, aquellas pequeñas cosas ordinarias y cotidianas pero que nos identifican; no es algo tan frívolo como el monstruo, es la rareza oculta que todos tenemos. Susan Sontag escribió sobre mi trabajo en un contexto histórico muy concreto, puede que ahora ya no piense lo mismo... pregúntale por sus contradicciones.

Yo: Susan Sontag está muerta...

Diane: Si, yo también y eso no te ha impedido entrevistarme.

Yo: Ya, es verdad, lo tendré presente. Pero Diane, tu suicidio configuró y condicionó tu imagen y la lectura de tu trabajo; creó tu mito pero en cierta manera no permitió una lectura más profunda de tu obra. 

Diane: Mi muerte no es importante, todos morimos en un momento u otro, forma parte de la vida. Pero a la gente le gusta contar historias y eso es inevitable... 

Yo: Todas tus fotografías vienen acompañadas de un pie de foto que describe al personaje pero, en parte, refuerza su rareza o la condiciona... “Gigante judío con sus padres en su casa del Bronx”... “gigante”, judío”; siempre me pareció que había algo cínico detrás de cada título, cierto humor negro...pero a la vez, me da la sensación, que es algo que dignifica.

                                                                     "Gigante judío con sus padres en su casa del Bronx"

Diane: Los pies de foto sólo pretendían atestiguar lo que aparece en las imágenes, pero la fotografía permite mil interpretaciones, mil lecturas posibles... hablábamos antes de la perversidad, no?...

Llevamos un buen rato caminando, pero ya no estamos en el parque y no reconozco el lugar. Diane no para de fumar un cigarrillo tras otro, Ya no me matará, me dice con una sonrisa irónica. 

Diane: Estamos cerca...

Yo: Cerca de donde?

Diane: Cerca de la revelación...

Yo: Eso es demasiado místico para mi...

Diane: Y la revelación fue un poco como lo que los santos reciben en las montañas... un capítulo más en la historia del misterio.

Yo: La fotografía es una revelación?, como una creencia?

Diane: La fotografía es pura construcción, será lo que tu quieras que sea...con toda su perversidad.

Ahora si reconozco el lugar... es Disneylandia!!!.

Diane: Es un lugar terrorífico verdad???

Yo: Oooh! ese castillo entre la niebla y la penumbra, es una de tus fotografías que más me fascinan. Es como contar otra posible historia de Disneylandia, más fantástica y como diría Jean Baudrillard, más real... es una imagen absolutamente postmoderna!!!.

                                                                                      "Castillo en Disneylandia"

Diane: Yo creo que si uno escrutina la realidad bien de cerca, si de alguna forma nos acercamos a ella, esta se vuelve fantástica. Hay algo irónico en el mundo y tiene que ver con el hecho de que lo que intentas nunca sale en la forma en que se intentó. Siempre hay algo de rebeldía en el acto fotográfico, eso me parece apasionante.

Yo: Pero también es un posicionamiento o una opinión sobre el mundo y la realidad que nos rodea...tus fotografías hablan de ti. 

Diane:  Yo soy mis imágenes con todas sus contradicciones, no puedo desligar mis fotografías de mi vida pues mi vida es la fotografía. Es el filtro que me permitía entender este mundo y a los seres que lo habitan. 
...Y que fue Jean Baudrillard?

Yo: También está muerto...

Diane: Ley de vida!.

Yo: En tus últimos trabajos fotografiabas a personas con síndrome de Down pero en muchas ocasiones, protegías sus rostros con máscaras... porque ese pudor repentino?.

                                                                                                  "Sin título"

Diane: No era una cuestión de pudor!. Había algo de injusticia natural que realmente me aterrorizaba. Una relación entre el horror y la ternura que no me permitía relacionarme de la misma manera que en otros retratos.

Yo: Particularmente lo que me parece aterrador es el simbolismo de la máscara como un elemento que oculta el rostro y que tiene que ver directamente con la identidad. Es la máscara la que deja entrever una identidad aterradora...

Diane: No, no! detrás de esa máscara hay humanidad, una frágil humanidad.

Me mira muy seria y se enciende un cigarro. 

Yo: Diane, creo que tu manera de hacer y entender la fotografía no deja indiferente a nadie; creo que nos ha permitido a las generaciones posteriores plantearnos otras maneras de mirar. Creo que ahora el mundo y los seres que lo habitamos somos abierta y libremente raros, de una rareza hipernormalizada; creo que el ser humano actual te seguiría sorprendiendo y a veces te  imagino haciendo fotos en esta sociedad tan virtual en la que vivo. Creo que la fotografía sigue siendo un secreto indescifrable y perverso. Y eso es maravilloso.

Diane: Eres un personaje muy raro... me gusta!. Mira, ya está amaneciendo, es hora que se retiren los fantasmas...

Yo: Diane, una última cosa; tengo una curiosidad un poco chismosa...

Diane: Dime.

Yo:  De tus retratos se desprende que había complicidad, que no eran unos extraños a los que acababas de conocer, pero... como lo hacías?, de que manera te relacionabas?... vamos que... como se acaba fotografiando a un enano mexicano con sombrero y vestido con una simple toallita en una habitación de un hotel???... Como se llega a esa circunstancia???...

                                                                         "Enano mexicano en su hotel en Nueva York"

Diane: Ay! querida, la fotografía es un secreto sobre un secreto, cuanto más te dice menos te cuenta.
Te hago una foto?

Yo: Me hubiera encantado!!!






Dèbora Martínez Sánchez



miércoles, 2 de octubre de 2013

Contradicciones teóricas y una pequeña crítica a la Fotografía

Nos pasa, a veces, que necesitamos un detonante, un elemento subversivo  que consiga hacernos re-accionar, es decir, poner en acción algo que lleva tiempo cociéndose a fuego lento. Pues tengo que decir que hoy me siento como si fuera un haluro de plata expuesto a la luz y en latencia, al que le sueltan un buen chorro de revelador y me empezara a ennegrecer pletóricamente!. 

Me revelo y rebelo a la vez, pues detrás de cualquier re-acción siempre hay algo de rebeldía y una rebelión no es otra cosa que una forma de contestación; si, a veces incluso exagerada y agresiva, pero contestación. Siguiendo con la analogía, a aquellos haluros más rebeldes que se ennegrecen espontaneamente, como en un acto de desobediencia a lo latente, lo llamamos veladura. El velo sería el elemento hostil que se interpone entre la imagen y su visibilidad; como si ese haluro rebelde cuestinara el derecho de una imagen a ser fotografía, le negara su corporeidad, su existencia física. 

Y me muerdo la lengua si no digo que hay muchas fotografías en las que hubiera agradecido la acción hostil de algún haluro rebelde; que bien desearía una buena veladura para esas miles de imágenes que no me aportan nada , que no realizan función alguna (¿debe la fotografía realizar alguna función?), imágenes feas, hiperbellas, absurdas, tan cebosas como una hamburguesa del McDonald. Pero cuanta razón tiene Fontcuberta y mira que no es santo de mi devoción, cuando habla de una sociedad absolutamente analfabeta visual; que es capaz de usar agilmente un lenguaje sin entenderlo lo más mínimo. Pero no me quiero ir por los derroteros de la imagen, que la cuestión a tratar es otra...

  Acción-Reacción-Rebeldía-Contestación

Un escrito en un blog de fotografía fue mi detonante, la acción que provoca la reacción; pero como cualquier detonador, ese escrito necesitó de otros muchos escritos anteriores. Y son el conjunto de todas esas lecturas, las responsables de mi cortocircuito y de esta pataleta teórico-fotográfica que, lo reconozco, está tan llena de contradicciones como la vida misma. Y continuo, asumiendo que puedo pecar de intransigente o de exagerada, tengo que decir que muchos de los escritos sobre fotografía con los que me tropiezo, refuerzan en gran medida, valores anquilosados y estereotipados de lo que se supone que es la fotografía y de su relación con la tecnología y con el arte. 
Me consta, que en su mayoría, todas esas opiniones que leo en diferentes blogs y webs parten de una pasión por el medio fotográfico tan sincera y respetuosa como puede ser la mía y eso es decir mucho, pues la fotografía es casi como una extensión más de misma, algo adherido o fundido, vamos, que con ella tengo una relación “de piel”; pero el amor nunca es cuestionable; las opiniones, en cambio, si lo son y además, es muy sano desposeerlas de valores absolutos. Me enrollo, lo se... voy al grano.

Miles de escritos que flotan en la red, se articulan a partir de los valores tecnocráticos de la imagen y la fotografía. Los que nos dedicamos a la fotografía química tampoco nos libramos de esta dependencia de lo tecnológico, incluso usando una cámara de madera y placas al colodión. La técnica gobierna desde lo absurdo, pues se establece como el protagonista único y exclusivo del proceso fotográfico; creando además una ficticia escala de valores. Parece que la legitimación de la Fotografía* como medio artístico, se mide en base al valor histórico de la técnica con la que se ha realizado, de tal forma que no permite evolución alguna; la imagen nos remite continuamente a su proceso de creación. 
Es como los ratones que corren en las ruedas de sus jaulas, apasionados y embelesados por el acto mismo de correr; no recorren camino alguno, no tienen una meta clara, solo corren y tampoco saben por que lo hacen. 

Disfruto de la gran variedad de técnicas alternativas* que ofrece la fotografía, colodión, cianotipia, mordançage, bromóleo... Pero podemos salir de la rueda y empezar a correr; construir otra posible historia de la fotografía actual; que además se está produciendo, quiero decir, existe una corriente interesantísima de fotógrafas y fotógrafos que, a partir de estas técnicas creativas, están generando trabajos que permiten un análisis mucho más complejo, que dialogan con otros lenguajes. Avedon decía “Un retrato no es un cumplido, es una opinión” pues la fotografía no se puede quedar en el mero cumplido, construyamos  entonces opiniones con las herramientas que conocemos y con las que disfrutamos. La técnica sólo es el proceso, la fotografía es el fin.

Entiendo y de aquí mi rebelión, que debería existir una conciencia crítica también en la persona que escribe sobre fotografía, pues de esa literatura surge la historia y yo no me conformo con una historia cualquiera.
El artículo “Por una opinión crítica de calidad”, del blog de fotografía “en bruto” da en la clave. Es un texto con el que estoy en bastante sintonía en general, con sus matices, pero tengo esa misma necesidad de encontrar un espacio crítico que permita una construcción teórica más actualizada de la fotografía como medio. Y es en esa búsqueda del espíritu crítico donde se establece la fotografía como paradigma, como medio en constante mutación;  indefinible e inclasificable por mucho que me / nos empeñemos. 

Así que sólo me queda la impostura, algo propio de estos tiempos de crisis que corren; en un intento contradictorio de encontrarle sentido al mundo, aún sabiendo que, como la fotografía, el sentido reside en no encontrarselo. Y entre revelación y revolución, un haluro de plata que echa a correr. 



"Algo no se mueve" 2006 



*Fotografía: en referencia sólo a la fotografía química. 
*Técnicas alternativas: se suele usar el término “técnicas antiguas”. No entiendo porque se usa el término “antiguo” para algo que nos parece absolutamente  novedoso. Más antiguo es el óleo y nadie lo apostilla.



Foto y texto de: Dèbora Martínez Sánchez